Paraíso mórbido

Sangre negra irrumpe por mi garganta,
en mi boca piel muerta, larvas de la carne y putrefactas vísceras.

Desde que nací se sabía que no era normal, lloraba ácido.
Mi juguete favorito era un set de cuchillos oxidados.
Las caras sonrientes de las niñas siempre me dieron asco.
Mi mente trabajaba día y noche diseñando como manipularlas.

Tripas agusanadas, la cara carcomida,
vísceras verdes grasientas, la putrefacción me excita.

Omofagia entre restos de metales oxidados.
Aversión por la vida, me revuelco en tu muerte.

Sinfonía de huesos rotos, necrosis irreversible
viciada calidez en una sala pestilente.

Paraíso mórbido vaciando los cuerpos,
me cortó la cara al entrar en su tórax,
succiono la leche entre las vértebras,
vomito en el interior su propia carne digerida.

Alimañas de la corrupción del cuerpo escurren latentes en mis intestinos,
cubetas de perro desbordan carcasas y tejido duro para masticar.

Colgada de un gancho devoro tu carne, arranco tu cara para excitarme,
cuando he terminado te tiro a la fosa, un baño ácido y a por la siguiente zo***.